Todo depende del grado de sequedad. Es posible tener una piel sana y
“naturalmente seca”.
La
piel seca requiere un análisis
cuidadoso.
Se debe descartar primero una ictiosis poco frecuente y tratar precozmente
una
dermatitis atópica.
Si tu problema de piel es aislado, puedes corregirlo eliminando los
productos de
limpieza fuertes y utilizando una crema hidratante.
Si no es el caso, tu dermatólogo podrá aconsejarte un
cuidado
específico y medidas de hidratación concretas.
No todas las cremas hidratantes actúan de la misma manera. En cuanto
a los
ingredientes activos, existen tres formas principales de hidratar la
piel:
La vía oclusiva, utilizando productos que suelen ser muy grasos,
por
ejemplo la vaselina, que forman una película oclusiva en la
superficie de
la epidermis y mantienen el agua dentro del estrato córneo.
La vía emoliente, utilizando fórmulas a base de
glicerina,
urea o
ácido láctico que aportan a la piel componentes
hidratantes
naturales.
La vía fisiológica, utilizando fórmulas que
contienen
ácidos grasos, esteroles o ceramidas, que aportan lípidos
similares a los de la capa superficial de la epidermis, para compensar
los déficits.
Los investigadores que desarrollan estos productos suelen combinar varios
principios
activos para optimizar sus niveles de actuación.
Tu dermatólogo te ayudará a seleccionar el producto o la línea
de productos más adecuados para tu afección.
En cualquier caso, recuerda que es necesario un uso regular: las cremas
hidratantes
deben aplicarse a diario para que sean eficaces.
Ictiosis
La ictiosis es una afección caracterizada por una piel anormalmente
seca
con
engrosamiento de la epidermis, descamación continua y formación
de
grandes escamas.
Xerosis
Un tipo de piel seca “simple” se conoce como xerosis. Algunas
personas
tienen naturalmente una piel más seca que otras, y esto se acentuará
con la edad. Los factores de desecación del
entorno son el frío seco en invierno, pero también el viento
y el
sol.
Eczema
Con el eczema, y especialmente con la dermatitis atópica, la piel se
nota
pálida y seca.
En raras ocasiones, las carencias alimentarias (de vitaminas, magnesio
o
ácidos grasos) pueden agravar los problemas de la piel seca.
Pieles secas “comunes”: estas son las más
comunes. Son varios los factores que intervienen: la edad
(sobre
todo en brazos y piernas), las condiciones climáticas
(frío
seco en invierno, viento y sol), los productos de higiene
que
contienen tensioactivos con una función detergente
excesivamente agresiva, etc.
Piel seca patológica: en primer lugar, es
necesario
hacer un diagnóstico preciso, aunque solo sea para
eliminar
un problema cutáneo aislado que puede corregirse de
forma
sencilla
(eliminando los productos agresivos y utilizando una crema
hidratante). Tu dermatólogo te aconsejará
entonces
el
cuidado adecuado para tu piel seca.
Sí, pero no solo el agua: no podemos rehidratar la
capa
superficial de la epidermis simplemente bebiendo agua o
mojando
la
piel: los lípidos (grasas) también son
esenciales
para
retener el agua.
Sí. La exposición al sol es una agresión
(quemadura) a la que la epidermis reacciona produciendo más
pigmento (un bronceado) y engrosando: la sequedad observada
es
temporal
debido al aumento de la pérdida de agua y al
engrosamiento.
Sí. Algunos suministros de agua doméstica
tienen
un
alto contenido de cal: esto se conoce como agua “dura”.
Pueden aumentar el efecto secante de los productos para el
cuidado
de la piel. Se puede ablandar el agua con dispositivos
especiales o
compensar el agua dura con productos ultraenriquecidos.
El objetivo es nutrir e hidratar la piel limitando los daños
y las irritaciones. Cuando te duches, evita el jabón
y
opta
por limpiadores ultraenriquecidos o geles enriquecidos con
ingredientes
protectores e hidratantes. Los cuidados emolientes tienen
una
importante función, no solo para hidratar y nutrir
la
piel,
sino también para garantizar la integridad de la
epidermis,
esencial para su función de barrera protectora. Es
importante
que apliques estos cuidados con regularidad, idealmente
todos
los
días.